[IIIº medio - Ensayo]
¿UN SOMBRERO O UNA BOA?
La sociedad de hoy aparenta ser libre, pero
realmente vivimos en un mundo de represión.
Jóvenes y adultos están viviendo de manera acelerada sus vidas y no se
está apreciando la etapa más importante del ser humano, la infancia. Durante la
niñez nos desarrollamos en todo sentido para enfrentarnos a la vida. En esta
etapa el ser humano se desarrolla cognitiva y emocionalmente, definiendo la
personalidad y la manera de relacionarse con los demás, las cuales se ven
afectadas por las experiencias, las relaciones familiares y muchos otros
aspectos. A raíz del impacto de la sociedad en el desarrollo de los seres
humanos, nos preguntamos si los adultos mantienen su “niño interior” ¿olvidan
los adultos que ellos también fueron niños?
Las personas sienten presión desde muy
pequeñas. Una situación tan simple como postular a un jardín infantil se vuelve
estresante para los niños. A la hora de dar los exámenes, se busca una única
respuesta, dejando de lado otras interpretaciones y pensamientos. Por ejemplo,
en la obra de Antoine de Saint-Exupéry, El principito, el narrador cuenta una
situación de su infancia que le desilusionó. A sus seis años de edad, en plena
infancia, les enseña un dibujo a “las personas mayores”, las cuales simplemente
ven un sombrero. Tras este fracaso, decide dibujarlo nuevamente pero mostrando
el interior (dibuja una boa a la que se le puede ver un elefante en el
interior), para que así los adultos pudieran comprender su obra de arte. Sin
embargo, el narrador recibe como respuesta el consejo de abandonar el dibujo y
dedicarse a geografía, historia, cálculo y gramática. Este tipo de respuestas
por parte de los adultos, generan inseguridades en los niños, que de a poco son
obligados por la sociedad a ver las cosas de una forma específica, oprimiendo
sus pensamientos e imaginación.
Otra
situación que está muy presente en la vida de los adolescentes, es la Prueba de
Selección Universitaria (PSU). Los jóvenes pasan prácticamente toda su vida
preparándose para dar la prueba, poder ingresar a una universidad y luego
comenzar la rutinaria adultez. En la PSU, supuestamente se miden las
capacidades y el conocimiento de las personas, para así poder filtrar quiénes
entran a la universidad y quiénes no, por su puntaje y sus notas de enseñanza
media. El problema es que al ser una prueba de alternativas, se está dando una
única respuesta a las preguntas. Esto limita a los adolescentes, ya que no
pueden ver las cosas desde otra perspectiva como lo harían en una prueba de
desarrollo, en la cual pueden plantear sus ideas.
Los adolescentes están bajo mucha presión
social y se sienten incomprendidos. Esto se evidencia en “la hermandad del
osito”, de Andrea Palet.
jovencitas que conservan un osito polvoriento
en dormitorios que rezuman todavía el dulzor de la niñez, abandonan
subrepticiamente sus hogares por las noches, se escabullen por patios apenas
iluminados y se reúnen en casas abandonadas, en bosques o cementerios. (…) a
medianoche, una banda de chicas de trece o quince años irrumpe en las casas del
barrio como sombras sibilantes bajo la luz de la luna. Dejan inocentes huellas
en las cocinas de sus padres, potes volteados, restos de comida, notas en hojas
de cuaderno que dicen, nadie sabe por qué, “Somos vuestras hijas”.
Aquí se muestran dos situaciones. La transición
de la niñez a la adolescencia es un cambio físico y sicológico muy fuerte. Las
niñas sienten que deben escaparse de sus casas para así poder estar en silencio
y en paz. En sus casas no sienten el apoyo necesario para toda esta transición
a una nueva etapa de vida, en la que la sociedad espera que hagan ciertas cosas
que quizás no están preparadas para hacer. Ellas extrañan la niñez, que es
representada por un osito, que está abandonado, dejando atrás la inocencia de
un niño. Volviendo con el ejemplo de El
principito, estarían en un momento en el que pueden ver un sombrero y
también puede ver una boa comiéndose un elefante, sin embargo la sociedad
quiere que ellas vean simplemente un sombrero. Luego, la segunda situación,
habla de una banda de chicas adolescentes que irrumpen en las casas del barrio
y dejan diferentes huellas, destacándose unas notas de papel que dicen “somos
vuestras hijas”. Esto último podría interpretarse como un llamado de ayuda, ya
que están asustadas por este cambio de la infancia a la adolescencia y quieren
ser escuchadas por sus padres, los cuales en algún momento también fueron
jóvenes, pero parecen haberlo olvidado.
La sociedad fija límites a las personas. Cuando
uno es niño, el mundo parece no tener límites, la imaginación es un concepto
que aparenta ser infinito, pero a medida crecemos, nosotros mismos nos vamos
limitando con los miedos. Pero, ¿miedo a qué? Quizás a ser distintos, a ser
incomprendidos, a fracasar, quién sabe por qué le damos paso a estas
inseguridades. ¿Pueden ser estas inseguridades impuestas por la sociedad? No
nacemos con ellas, por lo que existe la probabilidad de que sean aprendidas del
resto de personas, tal vez incluso nos las traspasan nuestros padres, los
cuales se olvidan que cuando fueron niños pasaron por lo mismo. Luis
Pirandello, nos expresa en su ensayo, la posibilidad de que los seres humanos
no tengan una única alma:
No hay hombre, observó Pascal, que difiera
tanto de otro como cada cual difiere de sí mismo en la sucesión del
tiempo. (…) brilla vagamente un rayo de
felicidad, no tarda en apareces –vindicadora de los derechos dela experiencia-
la recordación del pasado triste y sombrío a menudo, o sobrevienen las
cavilaciones del presente y frenan nuestra briosa fantasía. Esta lucha de
percepciones, de recuerdos, de esperanzas, de presentimientos, de ideales,
puede imaginarse como una lucha entre las distintas almas que se disputan el
dominio definitivo y pleno de la personalidad.
Esto se interpreta como que los seres humanos
se crean miedos e inseguridades, limitándose
ellos mismos. Podría decirse que quizás tenemos, en alguna parte el alma de un
niño, que quiere ser feliz, pero está siendo dominada por el alma de un adulto
que siente que debe seguir los ideales de la sociedad, no importando sus
pasiones ni su propio ritmo de desarrollo. Los adultos todavía pueden ver una
boa digiriendo un elefante, pero muchas veces se creen obligados a ver
simplemente un sombrero.
Los jóvenes son muy influenciados por los
demás, dejando de lado sus verdaderos pensamientos, lo que los lleva a ser de
cierto modo, más infelices. El sentirse incomprendido es muy frustrante y
provoca miedos e inseguridades en niños que recién están comenzando a vivir sus
vidas. Es importante darles todo el apoyo, además si te dicen que es una boa, no
hay que imponerles que realmente parece un sombrero, debemos abrir nuestras
mentes para poder ponernos en el lugar
de los niños.
Bibliografía:
Palet, A. (2012). “La hermandad del osito”
Pirandello, L. (1946). En “El humorismo”. Buenos Aires, Editorial El libro, pp. 215-217.
Ángela Guarda (III°B)
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