[IIIº medio - Ensayo]

¿QUIÉN ES LA CRIATURA NARRATIVA FRENTE AL ESPEJO?

¿Por qué comenzar un ensayo es tan complicado? ¿Para qué hay que escribir ensayos? Esas y muchas más son las interrogantes que uno se hace al momento de tener que comenzar a ejecutar un ensayo o algún escrito. A mí en lo personal nunca me ha gustado leer, y el escribir me desagrada un poco menos, con eso siento que puedo liberar todo lo que llevo dentro y de cierto modo traspasarle ese sentimiento a un receptor. De eso se trata la literatura (creo yo), es el que un tercero pueda captar un sentimiento y tal vez ese sentimiento sea el mismo que tú tienes, quien sabe. Por otro lado, existen muchas personas como yo a quienes no les gusta leer y para eso se crearon los audiobooks (aunque a mí en lo personal no me gustan) para que la gente, a pesar de que no le guste leer, también pueda sentir lo que el escritor quiere compartir. Pero uno al escribir ¿en realidad debe gustarle lo que está redactando? ¿Qué pasa si en realidad los críticos del texto deben ser los receptores? 
David Foster Wallace hace referencia a una metáfora en Mao II, donde Don DeLillo nos habla sobre cómo es el proceso de la escritura. En el fragmento que Wallace nos plantea dice que lo más semejante a una obra en proceso es: 
[…] un niño repulsivamente deforme que sigue al escritor a todas partes, yéndole eternamente detrás a cuatro patas […], repulsivamente defectuoso, hidrocefálico y sin nariz y con aletas en vez de brazos e incontinente y retrasado y babeando líquido cerebroespinal por la boca mientras lloriquea […] (Wallace, 1988, pág.5). 
En este fragmento del texto, logramos ver lo cruel que puede ser el pensar sobre un texto propio mientras está siendo realizado y las horribles comparaciones que uno puede hacer para ello, por ejemplo, al decir que es deforme y que no hace nada más que lloriquear babeando líquido cerebroespinal, es lo que se siente a medida que se escribe un texto, siente que no le está quedando bien y cuando uno lo termina lo lee y lo relee y lo vuelve a leer y no queda totalmente convencido y lo ve deforme, tal como Wallace lo plantea. 
Otra relación a partir de estar seguro respecto a lo que se está escribiendo, lo podemos entender a través de lo que nos señala Alejandro Zambra, a través de su gusto por los audiobooks, ya que según él “[…] recuperan la antigua costumbre de escuchar las palabras, de recibir también el ritmo, la postergada melodía de la narración.” (Zambra, 2009, pág.3). Aquí podemos ver cómo la tecnología influye en esto de la literatura, ya que no es necesario imaginarse cómo es que el escritor intenta darnos a conocer la obra, porque ya hay otra persona que lo está haciendo por nosotros. Yo en lo personal no estoy de acuerdo con esto de los audiobooks, porque limitan nuestra imaginación, impidiendo que luego en un futuro podamos hacer nuestras propias interpretaciones respecto a un texto, y es por esto que entramos en desesperación en el momento en el que se nos pide redactar un ensayo, porque no sabemos interpretar un texto sin que un tercero nos ayude. 
He aquí la gran interrogante, ¿qué es hacer o redactar un buen ensayo? Un buen ensayo se puede ejecutar de muy buena manera si es que primero, debes saber de qué vas a hablar y de que trata al respecto. Segundo, debes saber cómo es la estructura de un ensayo. Si ya tienes estas dos anteriores claras, solo debes dejar volar tu imaginación y escribir qué es lo que piensas al respecto, ya sea una crítica al tema, o el que estés a favor, lo que sea. Escribir un ensayo es casi como relatar tu propio diario de vida, pero ojo, recuerda que otra persona va a leerlo y de be de poder entender de qué rayos estás hablando, es decir, tu texto debe tener coherencia. Tal vez veas tu texto como un niño babeando líquido cerebroespinal, pero debes de tenerle cariño y tener confianza en lo que estás haciendo. Ahora, si no tienes tema, deberías buscar uno, por algo se tiene que partir, ¿no? 
Respecto a quién debería ser el crítico en un escrito, sigo pensando que debería ser un tercero, porque en lo personal siempre que escribo mini cuentos, se los muestro a mi mamá o a mi papá, porque yo siempre siento que les falta algo, pero cuando se los muestro me dicen “pero si está bien, no sé qué es lo que crees que le falta” y es solo en ese momento en el que quedo relativamente conforme, nunca del todo, porque, como escritora, a mí parecer nunca voy a quedar al cien por ciento conforme con algo de lo que escriba. Aunque no lo crean, es exactamente lo mismo que me está pasando con este ensayo. Como dijo Wallace (1988): 
[…] La narración siempre nace horrorosamente defectuosa, siempre constituye una traición repugnante a todas las esperanzas que habías puesto en ella… una criatura cruel y repelente de la perfección de su concepción… sí, a ver si lo entiendes: es grotesca, por imperfecta, y sí, es tuya, esa criatura, eres tú […] (pág. 5) 
Así, en ocasiones se llega a odiar la propia creación, encontrándola fea y horripilante, pero sabes que la quieres porque en el fondo existe una parte de ti allí dentro y hay veces en las que eso es lo que da más rabia, porque sabes que esa imperfección que hay en tu texto de cierta forma también es tuya, por lo que nunca la llegas a odiar del todo. Pro llega un momento en el que tu obra te crea cierta emoción incluso risa, y es cuando sabes que ese desastre que crees tener, en el fondo, también conmueve al público que lo está leyendo, ya que puede verse reflejado en él, ¿o no todo el mundo lo considera así? 

F. F.

Bibliografía

Zambra, A (2012). “En voz alta”. En No leer. Santiago de Chile: Ed. Universidad Diego Portales, pp. 71-72
Wallace., D (1988). “La naturaleza de la diversión”. Extraído de Plan Lector lll medios. 2019.

Comentarios

  1. Sobre la insatisfacción que uno siente con lo que ha escrito, me acordé de algo que decía Jorge Luis Borges en el cuento “El milagro secreto”. Ahí aparece un escritor que, como todos, “medía las virtudes de los otros por lo ejecutado por ellos y pedía que los otros lo midieran por lo que vislumbraba o planeaba”. En otras palabras, se consideraba a sí mismo un buen escritor porque se creía capaz de llegar serlo, pero vivía sintiendo que estaba lejos de eso y que por eso no debía ser juzgado por lo que ya había escrito, sino por lo que estaba a punto de escribir.

    Midiendo las virtudes de F.F. por lo ejecutado en este ensayo, opino que tiene un estilo muy agradable de leer, que gana dinamismo por su combinación de preguntas retóricas y buenas citas. Sin embargo, quedé con la impresión de que el ensayo planteaba más preguntas que respuestas, hasta el punto de creerlo incompleto. Me hizo falta una conclusión que explicitara los hallazgos del ensayo sobre los temas planteados desde el principio. Lo digo para que no se quede solamente con el juicio positivo del papá y la mamá.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario